Mira la nobleza no las apariencias.
Estaba ella en su casa leyendo un libro muy interesante sobre la caza de las brujas, y de cómo eran perseguidas hace muchos años por la iglesia.
En el, decía que antes pensaban, o se tenia la creencia que las brujas tenían nariz ganchuda, barbilla protuberante, grandes zapatos y sombrero puntiagudo, que siempre iban acompañadas de un gato negro, y que cocinaban pócimas en una gran olla.
Andrea ve por la ventana que un gato negro se acerca a ella y la ve con ojos penetrantes, el la mira y se va como queriendo que lo siga. Ella no supo por que pero empezó a seguir al gato, empezó a caminar por calles oscuras, y de pronto se sintió perdida, no sabia por donde iba ¿acaso estaba perdida?.
Empezó a sentir miedo, su única salida era seguir al gato, vio que el entro a una casa, pero antes de entrar volteo a mirar a ver si Andrea seguía ahí. Andrea no sabia que hacer, así que decidió entrar, allí se escondería y buscaría ayuda. Cuando entro vio que no era el lugar aterrador que se había imaginado, al contrario, era muy bonito, poseía una magnifica decoración, pero Andrea escucho voces y decidió ocultarse.
La voz venia de una mujer fea, muy fea, con nariz ganchuda, barbilla protuberante, grandes zapatos y sombrero puntiagudo, acompañada de un gato negro, y cocinaba algo en una gran olla. Andrea no sabia que hacer, si salía corriéndola bruja la vería y seria su fin, la cocinaría o quien sabe que cosas podría hacer con ella.
Pero mientras Andrea pensaba que hacer la bruja ya la había visto, se acercaba hacia ella, Andrea no se le ocurrió otra cosa más que agacharse y gritar:
-No señora bruja, no me haga nada por favor.
De pronto la bruja empezó a llorar, lloraba y lloraba, lloraba tanto que Andrea pensó que se ahogaría en el llanto de aquella mujer.
Andrea se compadeció de la mujer y trato de consolarla, la bruja, se empezó a calmarse y le conto entre sollozos que todos pensaban que ella era una bruja, que no tenia amigos, que la gente la miraba feo, le arrojaban piedras, y todo por su aspecto.
-Que culpa tengo yo de ser tan fea.
Decía ella con los ojos llenos de lágrimas.
Andrea al escuchar esto se sintió tan mal, tan avergonzada de que ella también lo hubiera creído, y miro a la bruja con tanto cariño, la bruja al ver esto se calmo de inmediato, y de pronto fue como si Andrea ya no tuviera mas miedo de aquella horrenda mujer, fue algo muy confuso, aquella mujer le inspiraba una ternura que ella nunca había sentido, y algo fantástico ocurrió, aquella mujer empezó de pronto a cambiar, salían muchas luces de todo su cuerpo, Andrea no sabia lo que ocurría y cuando las luces se fueron y pudo ver lo que pasaba se encontró con una hermosa anciana, con un cabello lizo magnifico, piel suave y una melodiosa voz. Aquella mujer la abrazo con tanta alegría, empezó a saltar por toda la casa de la alegría que sentía de no ser mas “la bruja” por su aspecto. El gato se le acerco a Andrea y la miro tan dulcemente, como agradeciéndole por ayudar a su ama.
De pronto Andrea despertó en su casa, nunca supo si en verdad existió tal cosa, pero desde ahora, no se fija en las apariencias, si no en la belleza interior de cada persona.
AQUELARRES, MITOS Y ALGO MAS
Una vez se revoco la creencia de que las brujas no existían empezó una caza brutal hacia ellas, capturando cualquier mujer que se considerara sospechosa y haciéndola "confesar" mediante torturas macabras, en ellas la mujer era torturada hasta que dijera que era bruja aun sin serlo, ademas debía confesar que otras mujeres habían asistido al aquelarre, muchas veces las mujeres culpaban al vecino, o cualquier persona con tal de no ser torturadas.
Después un medico del siglo XVI llamado Andres Laguna descubrió un tarro de una bruja, describiéndolo como un tarro de ungüento lleno hasta la mitad de olor fuerte, después de un estudio con los chamanes de peru descubrió que que el activo que posee este alcaloide es la atropina, un poderoso alcaloide descubierto en la mandrágora, el beleño, la belladona, etc. La atropina se absorbe por la piel con el fin de aliviar dolores musculares, cuando las personas usaban este ungüento quedaban en un sueño profundo y después despertaban diciendo que habían volado, o estado con la persona que mas deseaban.
la escoba era usada para aplicar este ungüento en las membranas de la vagina y así crear la ilusión del viaje al aquelarre.
Después de unos siglos freno un poco la caza de las brujas. actualmente uno no imagina una bruja con la nariz afilada, verruga protuberante, volando de noches sobre una escoba hacia un aquelarre, mas sin embargo aunque no estén con este atuendo "de que las hay las hay".
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